Por olvidado que aquí pueda estar, cualquiera que hubiera bailado agarrado en los años 70 reconocería a los primeros compases su Sábado por la tarde. Aquella descomunal balada que empezaba susurrando: «Gorrioncito, qué melancolía…».
Hasta 1990 este italiano universal mantuvo la práctica de grabar sus discos también en castellano y hacer los playbacks televisivos de rigor, sin llegar a emprender ninguna gira por España. Lo más cerca que estuvo fue el pasado mes de mayo, pero el cielo se puso en su contra. Concretamente, la nube volcánica islandesa que tantos vuelos frustró. Y por los pelos que ahora no se ha vuelto a encontrar con el espacio aéreo cerrado.
ESTATUS DE COLOSO / Este romano de 60 años es cualquier cosa menos un melódico en horas bajas. Se apeó hace dos décadas del estrellato internacional, pero en Italia mantiene intacto su estatus de coloso. Cantante, compositor, presentador, arquitecto que diseña las escenografías de sus conciertos multitudinarios… Hace cuatro años volvió a tender puentes con el mercado español y grabó un disco cuya canción estrella clamaba «Yo sigo vivo y sigo aquí». Aunque serán seguramente viejas tonadas, como Y tú o Pequeño gran amor, las que el público más le pida en el Palau de la Música este sábado. Por la noche.
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